En Una sociedad que tiende a la homogeneización de los patrones de consumo, y que reproduce en serie los objetos creados por el ser humano, registrar y expresar aquello que responde a manifestaciones singulares, se ve limitado y acotado.
La educación artística asegura un proceso en el que se involucra lo sensorial, lo emocional, lo afectivo y lo intelectual, dado que en todo entrenamiento artístico se compromete la percepción, el pensamiento y la acción corporal, desencadenando mecanismos que expresan distintas y complejas capacidades. Entre las cuales desempeñan un papel importante la imaginación creadora.
La educación artística puede ser sólidamente fundamentada desde múltiples perspectivas:
•la psicológica, dados los procesos interactivos y afectivos que se movilizan al pintar, actuar, cantar;
•la psicomotricidad, dado que se integran todas las dimensiones del sujeto en el acto de expresión;
•la sociológica, por la interrelación de sujetos en pos de la realización de una producción e común, considerando su significación como rito social;
•la antropológica, que implica las resonancias de la historia de la cultura del ser humano implícitas en todo hecho artístico;
•la cultural, en tanto productos de la cultura humana, en particular de los grupos en los cuales está inserto el sujeto en su relación con la historia y con la identidad cultural de su comunidad.
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